El organismo de las personas adictas al tabaco es más vulnerable y propenso a sufrir complicaciones ante una eventual infección por COVID-19, y prácticamente en todas las enfermedades tardan más en sanar que un paciente no fumador.
La especialista en neumología del Instituto Mexicano del Seguro Social Coahuila, Alejandra Carolina Moncada López, llamó a generar conciencia sobre los riesgos que conlleva este hábito y a tratar de erradicarlo.
Explicó que fumar disminuye la capacidad funcional pulmonar, afecta el sistema inmunológico y la vasculatura a nivel periférico, lo que predispone a las personas a una peor respuesta ante infecciones mortales como el COVID-19.

Por lo regular los adictos al tabaco sufren enfermedades en encías, caries y mal aliento, frecuentes infecciones en laringe y garganta, bronquitis y enfisema.
Cuando el daño avanza se puede presentar cáncer de esófago, gastritis, úlcera péptica y hasta mala digestión.
Los componentes del cigarro como el alquitrán y el monóxido de carbono, se metabolizan y afectan las vías urinarias por lo que existe riesgo de padecer cáncer de vejiga y cáncer de riñón.
Un organismo sano, tiende a generar una respuesta más favorable no solamente ante el COVID, sino ante cualquier enfermedad, de ahí que hizo un llamado a priorizar la sana alimentación y desterrar los malos hábitos.
En consideración a que la emergencia sanitaria por COVID-19 aún no termina y a todos los daños que esta adicción causa, llamó a la población a hacer lo posible por erradicar este nocivo hábito que no sólo perjudica a quien lo procura, sino al entorno.
