La metamorfosis, por Kafka 9
-Pero señor apoderado -gritó Gregorio, fuera de sí, y en su irritaciónolvidó todo lo demás-, abro inmediatamente la puerta. Una ligeraindisposición, un mareo, me han impedido levantarme. Todavía estoyen la cama, pero ahora ya estoy otra vez despejado. Ahora mismo...