Dios hace frente frío para solucionar lo que Coahuila no puede.
La naturaleza nos da una lección inolvidable: es esta la que marca el ritmo de las acciones, y no el ser humano.
Desde el pasado 11 de mayo inició el incendio de la Sierra de Zapalinamé. Es un hecho que no fue atendido como prioridad y las autoridades pusieron manos a la obra hasta el día que la capital de Coahuila, Saltillo, estaba llena de humo y ceniza.
El daño ecológico es devastador, pero con todo lo grave que es, serán nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos quienes sufrirán las consecuencias de todas las omisiones que se han cometido.
Omisiones por parte de las autoridades quienes no actúan en tiempo y forma, no usan los recursos de manera correcta, permiten que las elaboren sus negocios millonarios encima de la naturaleza, y les permiten a las asociaciones ser fachadas para negocios personales.
Omisiones por parte nuestra: invadimos terreno que no nos corresponde, ignoramos todo tipo de advertencia de daño ecológico para seguir en la comodidad del día a día, y una vez más aceptamos los horrores, perdón, errores de nuestros gobernantes.
Pero vamos a calmarnos que todos juntos somos tan incompetentes, que ya papá Dios nos mandó lluvia y frente frío para solucionar lo que nosotros no pudimos.