Opinión

SALTILLO Y SU DOBLE MORAL

La semana pasada la búsqueda de Evelyn Aidé Mendoza, de 16 años de edad, terminó de la peor forma posible, siendo localizada sin vida.

Fue encontrada en una casa del sector Rancho Las Varas, en la ciudad de Saltillo; su cuerpo estaba en un tambo y en avanzado estado de descomposición.

Lamentablemente para los medios de comunicación hay pocos secretos, y notas como un feminicidio son prácticamente exprimidas hasta sacarles la mayor ganancia posible.

Se difundió a través de todas las plataformas posibles la historia de que la joven asesinada practicaba la prostitución.

De inmediato más de uno comenzó a publicar por redes sociales, radio y televisión la verdad absoluta de la vida de esta joven y su familia.

Opinaban sobre qué era lo correcto y dónde habían estado los errores, todo en torno a Evelyn.

Jamás leí que alguien criticara que un hombre maduro pagará por mantener relaciones sexuales con jóvenes, ni tampoco cuestionamientos sobre su estado mental y emocional.

¿Qué pienso? Que el asesinato de un ser humano siempre será una tragedia, porque no se tiene el derecho de decidir sobre la vida de otro.

Si la joven era o no prostituta, no lo sé, honestamente no me interesa; no es mi vida y tampoco era mi hija, por lo tanto, no tengo derecho a emitir una opinión.