El 1 de diciembre pasado cumplió su primer tercio la administración del morenista, ahora presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Dos años donde según el ejecutivo nacional ganó la democracia, o más bien, la figura política menos peor que se ofrecía al electorado que manifestaba un hartazgo ante actos corruptivos, abuso de poder, y otros vicios muy típicos en la política nacional.
López Obrador aprovechó esa coyuntura para venderse al pueblo de México como un presidente justo, el “no corrupto”, el que ajusticiaría a los bandidos que por años abusaron del poder y se llenaron los bolsillos de millones a costa del pueblo de México.
Muchos, pero muchos, creyeron en su letanía anti corrupción, que hoy en la silla con más poder del país se ha convertido en su principal discurso, al grado de que la interrupción de programas sociales y necesarias obras nacionales las ha disuelto bajo el absurdo argumento de su lucha por vencer ese cáncer que le ha costado mucho a la nación.
Son pérdidas millonarias que se atribuyen a López Obrador por revanchismos políticos o populismo, como lo quieran nombrar, por ejemplo, la interrupción de contratos millonarios luego de la decisión tomada con la construcción del nuevo Aeropuerto de la capital del país donde, sin duda alguna, cancelar los trabajos costó mucho dinero al erario nacional.
También en lo que va a de la administración lopezobradorista al mes de noviembre de 2020 el registro de personas fallecidas con violencia es de 65 mil 616.
La estadística indica que son 98 al día las mujeres que mueren en el país a causa de la violencia que prevalece en México, donde se registran ahora 3 mil 185 feminicidios, 2 mil 384 de ellos de manera dolosa, lo que arroja otra estadística: en el país diariamente mueren por esta causa 10 mujeres.
Dicen que con la salud no se juega y se le da la importancia necesaria. López Obrador pareciera que se burla de los mexicanos, incluso de quienes lo llevaron al poder: analistas, empresarios, intelectuales y principalmente los llamados héroes de bata blanca le han criticado el manejo que le ha dado a la pandemia COVID-19.
Ha sido en él una constante la falta de interés, desde su negación a utilizar cubre bocas y usar sus estampillas cristianas que según él lo protegen, hasta la negatividad por liberar recursos para el manejo independiente de la contingencia sanitaria de las entidades federales, bajo el argumento de politiquerías o actos electorales.
AMLO se niega a apoyar con la aportación federal los insumos necesarios para proteger a médicos y enfermeras y, dicho sea de paso, México ocupa el primer lugar en muertes de personal de la salud por el nuevo coronavirus.
Las cosas como son.
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