Por Antonio Herrera
Entre los asistentes al funeral de el obispo emérito de Saltillo Francisco Villalobos había personas que recordaban experiencias con el pastor de almas.
Personas que compartieron experiencias que quedaron grabadas en fotografías como bodas, quince años o primeras comuniones tal es el caso de Guadalupe Rodriguez quien nos cuenta que trabajó en el servicio doméstico para monseñor y con tristeza le dijo adiós.

Nos confirma que era un hombre bueno, atento y servicial, además de que cuando podía daba consejos y su mejor recuerdo fue que en 1980 le celebró su misa de 15 años en la catedral de Saltillo por eso llevó la foto para recordarlo.
Como ésta, hay muchas historias que ahora van a vivir en la memoria de quienes tuvieron la oportunidad de conocer al obispo Francisco Villalobos como amigo y no solo como sacerdote.