Alberta, Canadá. – (Agencias) De acuerdo con The Washington Post, el pequeño pueblo de Lytton, Columbia Británica, en Canadá, vivió literalmente un infierno por un terrible incendio forestal el pasado miércoles, producto del calor extremo.
Los residentes que regresaron a lo que quedó del pueblo, trajeron relatos de muerte y destrucción. John Chapman, fue uno de ellos.
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De acuerdo con el testimonio de Chapman a Postmedia News, sus padres, Jenette y Mike, de unos 60 años, se resguardaron en un agujero de la lluvia de fuego.
Chapman, que se encontraba cerca, vio como un poste de luz caía justo donde se encontraban sus padres. No lo lograron, dijo al reportero desde un motel donde se refugió desde el jueves pasado. “Es su tumba ahora”.
Según reportaron las autoridades locales, cerca del 90% del pueblo, de unos 250 casas, se destruyó por el incendio.

La estación de ambulancias local y el destacamento de la Real Policía Montada de Canadá se encuentran entre los edificios quemados.
Se habían reportado dos personas fallecida, pero el médico forense no ha podido asistir por las condiciones peligrosas que aun existen en Lytton.
A Lytton se le conocía, como “El Punto más caluroso de Canadá”, por sus temperaturas más cálidas que el resto del oeste del país. En medio de un valle, su baja elevación también lo hacía un lugar particularmente seco.

Ahora, ese sobrenombre parece una broma macabra.
Alrededor de las 6 p.m. del miércoles, las autoridades ordenaron la evacuación de la ciudad. En total, unas 1,000 personas de la aldea y sus alrededores fueron evacuadas.
Los elementos de la Real Policía Montada de Canadá, fueron puerta por puerta avisándoles de la urgente evacuación.
«Nuestra pobre pequeña ciudad de Lytton se ha ido», escribió una residente, Edith Loring Kuhanga, el jueves en Facebook.

«Esto es tan devastador, ¡todos estamos en shock! Los miembros de nuestra comunidad lo han perdido todo».
La concejal del pueblo Lilliane Graine, envió un correo electrónico al día siguiente a los medios de comunicación, donde describió que la mayoría de los residentes escaparon “con solo la ropa puesta en nuestras espaldas”.