CulturaLado B

La metamorfosis, por Kafka 1

Capítulo 1
Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño
intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso
insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de
caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado,
parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya
protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de
resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en
comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante
los ojos.
«¿Qué me ha ocurrido?», pensó.
No era un sueño. Su habitación, una auténtica habitación humana, si
bien algo pequeña, permanecía tranquila entre las cuatro paredes harto
conocidas. Por encima de la mesa, sobre la que se encontraba extendido
un muestrario de paños desempaquetados -Samsa era viajante de
comercio-, estaba colgado aquel cuadro que hacía poco había recortado
de una revista y había colocado en un bonito marco dorado.
Representaba a una dama ataviada con un sombrero y una boa de piel,
que estaba allí, sentada muy erguida y levantaba hacia el observador un
pesado manguito de piel, en el cual había desaparecido su antebrazo.
La mirada de Gregorio se dirigió después hacia la ventana, y el tiempo
lluvioso -se oían caer gotas de lluvia sobre la chapa del alféizar de la
ventana- lo ponía muy melancólico.
«¿Qué pasaría -pensó- si durmiese un poco más y olvidase todas las
chifladuras?»
Pero esto era algo absolutamente imposible, porque estaba
acostumbrado a dormir del lado derecho, pero en su estado actual no
podía ponerse de ese lado. Aunque se lanzase con mucha fuerza hacia
el lado derecho, una y otra vez se volvía a balancear sobre la espalda.