La lógica y las circunstancias invitan a pensar lo peor con respecto a los mineros atrapados en la mina “El Pinabete”, en Agujita, municipio de Sabinas, Coahuila.
Sin embargo, aunque han transcurrido 10 días -el equivalente a 240 horas- después del desplome y la inundación del pozo de carbón, hijos, madres, esposas, familiares directos de los trabajadores, confían en que un milagro traiga con vida a sus seres queridos, localizados aún en la entraña de la tierra a 60 metros abajo de la superficie.
El cansancio no es nada cuando se espera cualquier noticia, cuando sus rostros muestran angustia, pero sobre todo incertidumbre de no saber, pues las autoridades de la Presidencia de México no actualizan nada en concreto.
Poco después de las 10:00 de la mañana de estos últimos días empiezan a llegar los familiares secundarios de los mineros: tíos, amigos y quienes apoyan con alimentos y agua para que sigan pernoctando en espera del rescate de los carboneros.
