Editorial

El fracaso de los Saraperos: negocio antes que pasión

Saltillo, Coahuila. Una vez más, los Saraperos de Saltillo se despiden de la temporada sin alcanzar los playoffs. Para muchos, esto parecería otro fracaso deportivo, pero la realidad va más allá del terreno de juego. No fue un fracaso para todos: los empresarios —porque ya no se les puede llamar directivos deportivos— salieron ganando.

Desde la pretemporada, la actual administración del equipo convirtió al club en un negocio rentable. Ya no se trata de representar con orgullo a Saltillo ni de competir por un campeonato. Lo que importa es lo que se vende, no lo que se juega en el diamante.

Como aficionado de toda la vida, que creció en el antiguo Parque Francisco I. Madero, hoy convertido en estadio modernizado, recuerdo cuando el equipo era conocido como el “ya merito”. Figuras como Armando Reynoso, Eduardo Torres vinicio Castilla Ricardo Solís José de Jesús Muñoz, Christian ?Presichi , Cuco Cervantes, Manny Rodriguez , Rafael Díaz o Noé Muñoz etc Siempre llegaba lejos, a las finales, pero algo faltaba para levantar el trofeo… hasta que llegó el ansiado bicampeonato.

En aquel entonces, había empresarios que sí amaban el béisbol: Armando Guadiana, Cabello Siller, los hermanos Ley. Invertían porque les apasionaba el deporte, no solo las ganancias.

Hoy, el panorama es distinto. Pueden cambiar a los jugadores, al mánager o al cuerpo técnico, pero mientras no cambie la visión de quienes están al mando, los resultados serán los mismos. Para que los Saraperos vuelvan a ser un equipo competitivo, aguerrido y digno representante de la ciudad, el cambio debe venir desde la directiva.

Mientras el señor Cantú y su administración sigan priorizando las ganancias sobre el deporte, los Saraperos seguirán siendo un “ya merito, pero ahora ya merito entraban a play off ”, pero sin el corazón de antes.