Hoy en este día, se marca el final de la primera parte de la semana santa cristiana, termina la Cuaresma, el tiempo de preparación, y da comienzo la Pascua y las celebraciones que con ella conllevan.
Este día también es recordado como “el día de la traición”, ya que Judas Iscariote, quien era el encargado de llevar las finanzas del grupo de los discípulos, Jesús lo envía al mercado a comprar todo lo necesario para la Cena de la celebración de la Pascua.
Judas, aprovecha esta oportunidad de estar solo y no ser visto por ninguno de los discípulos, para ir con los sumos sacerdotes y negociar la entrega de Jesús, a lo que recibió como paga 30 monedas de plata (Mt 26,14-15), mismas que devolvió lanzándoselas a los sumos sacerdotes después de observar que Jesús había sido golpeado, ultrajado, lastimado, y condenado a muerte; expresando: “pequé entregando sangre inocente”. (Mt 27,4).
En este pasaje bíblico vemos como Judas, en su desesperación por haber entregado al Señor, arroja las 30 monedas en el templo, y en lugar de ir a Jesús a mostrarle su arrepentimiento, decide tomar el camino equivocado: colgarse de un árbol y quitarse la vida.
Debemos de tener presente y recordar que el perdón de Dios es más grande que cualquier ofensa que hayamos cometido, solo hay que acercarnos al Señor y reconciliarnos con Él, confiando en su inmenso Amor, en su Divina y gran Misericordia; no hagamos lo que hizo Judas.