Este miércoles, Aztlán únicamente puede hablar del histórico 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
Una lucha que viene ocurriendo desde hace ya varias generaciones. No es una lucha de violencia o de agresión: es una lucha de amor por la insistencia de ofrecer un mundo mejor a las generaciones que están por venir.
El Día Internacional de la Mujer saca indudablemente las vivencias de cada una de nosotras, una fecha en la que aprovechamos para expresar al mundo que, aunque hay un camino avanzado, no fue fácil para nuestras abuelas y no será color de rosa para nuestras nietas.
Los días de violencia que vivimos en el mundo y particularmente en nuestro país, nos invitan a reflexionar sobre la necesidad de crecer seres humanos en amor desde el nido, y formar caballeros respetuosos y responsables, y mujeres independientes y fuertes que disfruten plenamente del cariño y el amor de un varón.
Tomar cada quien su lugar en el mundo nos ayudará a un mejor funcionamiento de éste, reconocer que lo que me hace diferente por género me consolida, al igual que a ti.
Aplaudo de pie el trabajo de mis abuelas, de mi madre y de tus ancestros también, todas concientizando y reconociendo nuestro poder, claro está, en medida que la época y las costumbres lo permitieron.
