“Pa´ mí que mijo ya no está en este mundo, lo voy a echar mucho de menos” …
Son las duras y tristes palabras de Don Antonio Cabriales Balderas, padre de Manuel, uno de los 10 mineros atrapados en la mina “El Pinabete”.
“El tiro de gracia nos lo dieron el domingo (14 de agosto), cuando nos informaron las autoridades que el agua volvió a subir”, comentó con un gesto lleno de tristeza.
Su rostro es duro. Es el de un hombre que ha entregado su vida al carbón, que en su larga vida laboral extrayendo el mineral sólo presentó rasguños sin importancia, y nunca protagonizó accidentes como el que hoy le arrebata a uno de sus dos hijos varones y cuatro hembras: dice con la voz desquebrajada “lo voy a echar mucho de menos”.
Antonio afirma, ante la desesperación, que está dispuesto a firmar lo que sea con el fin de que lo dejen ingresar al estrecho pozo de tan sólo 80 centímetros de diámetro, en busca de su muchacho,
Pero no, arriba en la zona de rescate no se pueden correr riesgos, ni con don Antonio ni con ningún minero que se han ofrecido a ayudar desde el primer día.
Las cosas se complican en la mina ubicada en Agujita, municipio de Sabinas, Coahuila.
Los más optimistas dicen que se atrasó una semana las acciones de rescate, pero otros, los más realistas, afirman que la recuperación de los cuerpos de los mineros tardará tal vez meses.




