Justo cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador se puso a convencer al pueblo que la situación de violencia en México no es como los medios de comunicación la publican, manifestantes tomaron Chilpancingo, en el estado de Guerrero.
Nada más 2 mil 500 pobladores hicieron que 500 elementos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional doblaran las manitas, y terminaran replegándose y entregándoles un vehículo blindado.
Exigen la liberación de un líder detenido la semana pasada, pero el presidente no quiere entender que el ejemplo arrasa, y las estadísticas no muestran un país en control.
Y mientras él sigue diciendo e insistiendo que no pasa nada en nuestra nación y que la prensa amarillista inventa hechos y cifras delictivas, el México violento continúa aconteciendo.
No se trata de la verdad de nadie, la guerra no es entre autoridades y medios de comunicación: la guerra que todos debemos enfrentar esta afuera ocurriendo frente a la nariz de todos, y todos los días.






