Sao Paulo, Brasil. – (Agencias) Mientras los ríos de la Amazonia brasileña siguen creciendo tras las intensas lluvias, los habitantes de esta pequeña ciudad, Anamá, la Venecia del Amazonas, han cambiado las motos por canoas.
Las inundaciones en la región podrían ser pronto las peores en un siglo, unas 350.000 personas están afectadas.

La campaña de vacunación subsiste a duras penas.
Brasil a sido uno de los países más golpeados por la pandemia de coronavirus. Políticas equivocadas y mensajes llenos de mentiras produjeron una desgracia pandémica.
Afectada con las lluvias, la campaña de vacunación continua.
Tayline Bastos, enfermera encargada de vacunar, ratifica la dolorosa realidad: «Hoy vamos casa por casa con vacunas contra la gripe y contra la COVID, vacunamos a personas de 18 a 59 años con enfermedades crónicas».

De 14,000 habitantes, Anamá es una de las docenas de localidades del estado de Amazonas que han visto su vida trastornada por las lluvias.
Sao Paulo afectado por el desempleo
En Sao Paulo han surgido nuevas favelas habitadas por trabajadores que perdieron sus empleos y sus casas a causa de la pandemia de coronavirus.

Giovani de Souza, vecino de la favela Penha Brasil, lo explica: «En mi trabajo acabaron despidiendo a todo el mundo. Sacaron a la mayoría de la gente y a mí también. Sin trabajo, no podía pagar el alquiler, me echaron de mi casa y encontré aquí la solución. Construí mi pequeña choza y aquí vivo ahora”.
Alrededor de 230 familias viven en el nuevo asentamiento y han construido refugios como el de Jessica Costa, una antigua dependienta de comercio: «Vinimos porque con sólo mi marido trabajando es imposible pagar el alquiler”.

“Con dos niños pequeños, de cuatro y dos años las cosas se pusieron difíciles y tuvimos que venir aquí. Antes trabajaba fuera de casa”.
La pandemia supuso una pérdida masiva de empleos en Brasil: miles de empresas cerraron. También afectó a los trabajadores sin contrato, que representan casi el 40% de la mano de obra del país.
Según las autoridades más de 33,000 familias perdieron su casa en São Paulo.