Filadelfia, Pensilvania. – (Agencias) El primer centro de vacunación masiva en esta ciudad, que parecía un modelo de eficiencia del siglo XXI, era manejado por un grupo de recién graduados de neurociencia a través de una organización no lucrativa (ONL) que creó un plan para todas las clínicas de gran volumen en el país.

De acuerdo con el Washington Post. el centro llegó a vacunar 7,000 personas en solo 5 días. «Fue como ir a la caja en el supermercado», dijo Tonya Warden, de 51 años, quien fue a vacunarse con un compañero de trabajo. «Muy rápido”.
Sin embargo, el centro fue cerrado abruptamente por las autoridades de Salud de Filadelfia.
Philly Fighting Covid, una organización sin fines de lucros creada en abril de 2020 y quien manejaba el centro de vacunación, había decidido convertirse en una organización con fines de lucro en diciembre pasado.

Las autoridades argumentaron una pérdida de confianza en la organización, ya que al cambiar de política hace posible el mal manejo de la información personal recopilada con fines de lucro.
El cierre abrupto creó una gran confusión y angustia a los residentes sobre donde obtendrían ahora su vacuna ya que el sistema automatizado envió las citas para un centro que ha sido cerrado.
Las acusaciones de incompetencia y denuncias airadas de discriminación racial estallaron contra Philly, el departamento de Salud y el alcalde, quienes había respaldaron implícitamente la operación del centro al presentarse al iniciar la vacunación el pasado mes de enero.

“Fue estropeado, completamente estropeado”, comentó la concejal demócrata Cindy Bass, al cuestionar en una audiencia el 5 de febrero al departamento de Salud por otorgar el 6% de la vacunación a una organización dirigida por “estudiantes recién graduados”.
Sin embargo, algo que ha preocupado a los lideres de las comunidades afroamericanas es la confusión de los requisitos de registro, las largas horas de espera, pero, sobre todo, la falla de la administración de no proveer las dosis de vacunas en número suficiente en las comunidades afroamericanas.
Por su parte, el fundador y Director ejecutivo de Philly Fighting Covid, Andrei Doroshin, de 22 años, envió un correo electrónico dos días antes del cierre a The Washington Post donde prometía no vender los datos personales de preinscripción registrados de 100,000 personas.

Según explicó a The Washington Post, el convertirse en una organización con fines de lucro era necesario según le aconsejaron abogados especialistas en atención médica. «Crear nuevos sitios es muy caro», dijo. «No puede ser financiado simplemente con donaciones.»
Poco después de que el departamento de Salud dio por terminado la relación con la organización, estalló otro escándalo contra Andrei Doroshin.
Según escribió una enfermera en un tuit, Doroshin se llevó un contenedor con varias vacunas a su casa, El director ejecutivo lo reconoció en vivo, y dijo que se las había aplicado a cuatro amigos.

Las consecuencias llegaron pronto. Caroline C. Johnson, comisionada de salud adjunta en funciones, una experta en enfermedades infecciosas con amplia experiencia en inmunización presentó su renuncia por su relación con Philly Foghting Covid y con otra organización compañera de pruebas, Black Doctors Covid-19.
Al parecer esta relación daba gran ventaja a estas organizaciones en el floreciente negocio de las vacunas en la ciudad.
El inspector general de la ciudad inició una investigación, prometiendo un informe público. Y algunos legisladores estatales pidieron que el comisionado de salud de la ciudad, Thomas A. Farley, renunciara.

Farley se ha negado a declarar, citando la investigación del inspector general.
El 5 de febrero, el ayuntamiento sentó en el banquillo a Farley durante tres horas, pidiéndole que le explicara la relación con Philly Fighting Covid.
Farley, que describió la asociación como un «error», se enfrentó a preguntas más amplias sobre por qué los residentes afroamericanos han estado subrepresentados entre los receptores de vacunas, especialmente en una ciudad en la que las personas de color son la mayoría.

Farley reconoció que “las gentes que están en primera línea son por lo general gente blanca”. Si bien no tenia datos que comprobara que ese era el caso de Philly Faighting Covid.
Sin embargo, se habían compartido enlaces de inscripción que permitió a algunas personas blancas adelantarse en lugares prioritarios a comunidades afroamericanas.
La reunión saltó al terreno del racismo, según The Washington Post, a los agravios históricos y actuales contra la comunidad afroamericana que afectan la salud como lo fue con la pandemia y ahora con las vacunas.

Los testigos de la audiencia evocaron el Estudio Tuskegee, cuando infectaron a los hombres afroamericanos de sífilis sin su consentimiento.