En un día como hoy, El Señor Jesús entra a Jerusalén procedente de Betania, a unos 3km de distancia aproximadamente; lugar en donde usualmente pasaba las noches.
El Evangelio según San Mateo 21,18 nos dice lo siguiente: Cuando volvía a la ciudad, sintió hambre; y viendo una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró en ella más que hojas. Entonces le dice: “¡Que nunca jamás brote fruto de ti!” y al momento se secó la higuera.
Al verlo losdiscípulos se maravillaron y decían: ¿Cómo al momento quedó seca la higuera?, a lo que Jesús les respondió: “Yo les aseguro: si tienen fe y no vacilan, no solo harán lo de la higuera, sino sino que si aun dicen a este monte: quítate y arrójate al mar, así lo hará. Y todo cuanto pidan con fe en la oración, lo recibirán” Con esto El Señor Jesús deja muy claro y explícito el poder y que tiene la oración hecha con verdadera fe.
Este día es llamado “Lunes de Autoridad” porque como lo dice el evangelista Mateo en su capítulo 21 versículos del 12 al 13, Jesús entró en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas, y les dijo: “Está escrito: Mi Casa será llamada casa de oración. ¡Pero ustedes están haciendo de ella una cueva de bandidos”.
Al realizar esta acción tan dura y directa, El Señor Jesús manifiesta su Poder y Autoridad ante el pueblo, si bien es cierto, esto escandaliza a muchos, también es cierto que con esta acción lleva a cabo la purificación del Templo, dándole la importancia y la grandeza que tiene y merece la Casa del Señor.
Pero al salir del templo nos dice San Marcos en el capítulo 13,1 lo siguiente: le dice uno de sus discípulos: “Maestro, mira qué piedras y qué construcciones”. A lo que Jesús le responde: “¿ves estas grandiosas construcciones? No quedará piedra sobre piedra que no sea destruida”. Y por la tarde volvió al pueblo de Betania para orar y pasar la noche.