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Un horizonte en el tiempo, por Javier «tigrillo» Vallejo

Hace unos días leía un pequeño ensayo de Stefan Zweig sobre Dante Alighieri, me llamaba la atención que lo describía como el poeta del pueblo. La gente popular disfrutaba de sus historias y su vida se había convertido en leyenda. Alegóricamente es como un horizonte en el tiempo y su figura es una huella. No tiene temporalidad, fue el mejor escultor de la palabra italiana. Zweig sugiere que además de estudiar a Dante Alighieri hay que conquistarlo. Las casas simbolizan la familia, es donde las personas pasan parte importante de su tiempo. Entrar a la casa del poeta Dante Alighieri (Florencia 1265 – Rávena 1321), era una de las ilusiones.

Entrar a su casa es viajar por el tiempo. Recorrer las habitaciones es adentrarte en la biografía. Tiene tres pisos bien edificados arquitectónicamente, es como ingresar a la Florencia medieval. Encuentras pinturas de la época, reliquias, armas, esculturas y hasta hay una sala dedicada a las guerras. Su entrada principal, tiene unas escaleras y en sus paredes hay símbolos florentinos. En la vivienda puedes ver libros antiguos. Hubo uno que contenía una uña donde se escribía el castigo infligido a Dante y colgada con un clavo en el pasillo de jueces.

Cada reliquia permite a los visitantes ir descubriendo las pasiones del poeta. Su amor por la filosofía y la participación en la batalla de Campaldino. Hay una recreación de la habitación de Dante. No hay que olvidar que el poeta fue exiliado y siglos después de su muerte las autoridades le hicieron justicia, en el año de 1865 correspondió al sexto centenario del natalicio del escritor y el municipio compraba su casa y fue hasta el año de 1911 cuando el arquitecto Castellucci iniciaba los trabajos de embellecimiento. El acceso al museo el boleto cuesta 80 pesos.