NacionalOpinión

6 de julio de 1988, el día que Bartlett mató a la democracia.

Esa noche, estábamos reunidos en la casa de campaña del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Los universitarios que deambulábamos por ahí, sabíamos que ahora sí, que había todas las posibilidades de ganar. 

En aquel entonces no existía la autonomía en las instituciones encargadas de llevar a cabo las elecciones. La Comisión Federal Electoral (CFE) era el órgano encargado de la organización, desarrollo y conteo de las elecciones. Su jefe, Manuel Bartlett.

Por primera vez, el Registro Nacional de Electores (RNE) daría la información a través de sus sistema de resultados preliminares. Empezaron a llegar las actas. A las 19 horas debería aparecer la información en las pantallas.

Sin embargo, nunca aparecieron. Un comisionado de la CFE dio la información. Dijo que el sistema de información de los votos se había “caído”. Bartlett había ordenado, por instrucciones de Miguel de la Madrid, la caída del sistema.

Bartlett se había comprometido con los candidatos de la oposición a compartir la información del RNE, sin embargo, el funcionario priista dejó de compartir información durante un lapso, porque las líneas se habían saturado, afirmó.

El Ingeniero de inmediato decidió ir a las oficinas del RNE. Ya se había puesto de acuerdo con Doña Rosario Ibarra de Piedra, candidata del PRT, y Manuel J.  Clouthier, candidato del PAN. 

Manuel Bartlett había logrado su cometido, detener el conteo cuando el Ingeniero iba arriba en las preferencias. 

En los días posteriores, los tres candidatos presentaron demandas contra lo que se llamó el “fraude electoral del siglo”. 

Entre las irregularidades presentadas en las demandas, estaban laduplicación de credenciales electorales, repartición anticipada de boletas electorales ya cruzadas en favor del PRI, robo de urnas, papeletas quemadas, compra de votos entre otras.

Sin embargo, el 7 de julio, la PGR informó que había recibido en sus oficinas instaladas en todo el país, sólo ocho denuncias formales por hechos considerados delitos cometidos durante el proceso electoral.

Jorge de la Vega Domínguez, presidente del PRI, anunció a las 3 de la madrugada, del 7 de julio, el triunfo del candidato de su partido, Carlos Salinas de Gortari, sin saber siquiera a que hora se reanudó el cómputo electoral. 

Alegó tener las actas “en mano” que daban el triunfo al priista. Nunca presentó dichas actas. Ese día, Manuel Bartlett convocó a la oposición a aceptar los resultados. 

Lo que siguió fue la calificación de la elección en la Cámara de Diputados, donde se dio el albazo con el voto del PAN y del Frente Cardenista. 

Pero Manuel Bartlett no solo “calló” al sistema sino que asesinópara lograrlo. El 2 de julio, Francisco Javier Ovando Hernández, responsable del Cómputo Electoral Nacional del Frente Democrático Nacional (FDN) y su secretario Román Gil Heráldez, colaboradores de Cuauhtémoc Cárdenas, habían sidoasesinados a balazos en la Ciudad de México.

Los culpables nunca fueron detenidos. Manuel Bartlett, encargado de la seguridad nacional, había mandado a sus esbirros a ejecutar a Ovando.

Tres años después de la elección presidencial, las bancadas del PRI y el PAN en la Cámara de Diputados aprobaron la incineración de las boletas. 

Hoy, Manuel Bartlett es director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en un gobierno que se dice de izquierda.